El imperialismo yanqui es enemigo jurado de los pueblos que luchan por su libertad y su soberanía

Periódico Libertad:

Los sandinistas son una amplísima mayoría en Nicaragua, los enemigos internos y externos del sandinismo son cómplices de los yanquis, también los dirigentes del Frente Amplio. Humberto Vargas Carbonell Cuando el imperialismo norteamericano quiere sustituir a un gobierno de patriotas por otro en que el poder lo ejerzan sus sirvientes, es capaz de utilizar los métodos más sucios y más crueles. Recurre a los golpes de Estado, al asesinato de los gobernantes, a las “sanciones” ilegítimas y a los bloqueos genocidas; en los últimos tiempos acechan, esperan que se produzcan procesos electores para armar un tinglado con sus sirvientes orgánicos, para engañar a los pueblos con la calumnia adelantada: –“fraude, esas elecciones serán fraudulentas”. Así lo hicieron en Bolivia y luego el pueblo boliviano demostró que todo había sido un crimen de la ultraderecha, de la OEA y del impresentable Almagro. Esta América Nuestra ha sido campo de ensayo de todos los métodos imaginables para conculcar la voluntad popular e imponer la voluntad de los imperialistas. Con ese propósito utilizan a la OEA, que oficia como su Ministerio de Colonias, según la justa denominación de Fidel Castro. Todos los crímenes cometidos por los golpistas y sus congéneres deben incluirse en la contabilidad criminal del imperialismo yanqui; eso es cierto en nuestra américa y para todas las regiones del mundo. Los yanquis imperialistas roban, matan, encarcelan y empobrecen a los pueblos. Por donde pasan dejan una estela de muerte, sangre y explotación. Los gobernantes y los representantes del imperialismo norteamericano destruyen y roban las riquezas que en justicia pertenecen a los pueblos explotados.No será difícil demostrar que se trata del imperio más cruel en toda la historia humana. A este imperio cruel y perverso lo acompañan los miembros de la Unión Europea. Un jefe gringo y sus subalternos europeos avasallan la dignidad de los pueblos pobres de América y del mundo. Cuando un país y su pueblo recuperan el derecho a decidir su propio destino, cuando afianzan la dignidad perdida, los agreden con ferocidad y violencia, sin frenos éticos ni políticos. Así se comportan las fieras y, como ellas, los gobiernos imperialistas. En América Latina los monopolistas yanquis han desplegado los estandartes del monroísmo y se han adjudicado el derecho a ordenar a los pueblos como deben organizarse y cómo vivir. Pareciera que el catecismo del “destino manifiesto” está por encima de la propia constitución de los Estados Unidos y de…

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