Petro – Francia, fórmula de esperanza para Colombia

 

Las elecciones del próximo domingo pueden definir el camino de la paz o la continuidad de un gobierno neoliberal. Las urnas tienen la última palabra.

Gustavo Petro y Francia Márquez forman una fórmula electoral que pretende cambiar el rumbo de Colombia y convertirla, según las palabras del candidato a presidente, en una “potencia para la vida”.

Cuando faltan menos de tres días para el 29 de mayo, fecha de los comicios, Petro y Francia lideran la intención de votos, según  las últimas encuestas realizadas.

Sin embargo, es difícil hacer un vaticinio de los resultados finales en un país acostumbrado al fraude electoral, el robo de urnas, la compra de votos y el asesinato de candidatos. Tan preocupada está la oligarquía que hasta se sospecha de intentos por posponer el proceso comicial.

Gustavo Petro es líder y fundador del movimiento político Colombia Humana. Desde su juventud ha apostado por un proyecto transformador que lo hizo ser parte de la estructura urbana de una guerrilla desmovilizada en 1990 hasta llegar a ser congresista y alcalde de Bogotá. En 2018 le disputó la presidencia al uribismo, obteniendo la votación más alta que un candidato de izquierda haya conseguido en ese país.

En su camino a la presidencia, Petro logró aglutinar a varias fuerzas de izquierda y centro, movimientos sociales, sindicatos y otras expresiones en una coalición que llamada Pacto Histórico. La aceptación de Francia Márquez como su compañera a la vicepresidencia es un símbolo de ese pacto por la vida.

Francia, de 39 años, es abogada y líder ambientalista que se convirtió en la gran sorpresa de las consultas interpartidistas del pasado 13 de marzo, al obtener la tercera votación más abultada después de Petro y el derechista Federico Gutiérrez.

De ascendencia afrodescendiente, Francia ha dedicado parte de su vida a la defensa de los territorios ancestrales en una de las zonas más violentas de Colombia, y fue merecedora en 2018 del Premio Goldman, reconocido como el Nobel de Medio Ambiente. Su condición de mujer afrocolombiana ha permitido visibilizar el racismo que persiste en la nación suramericana, y ha servido de impulso a la lucha que libran las mujeres en una de los países más conservadores de América Latina.

 Las propuestas para formar un gobierno que sirva a todos los colombianos por igual y garantice una vida mejor, van desde un cambio en el modo de atender los problemas de las féminas, el manejo de la economía, una democracia verdadera y participativa, garantizar la seguridad humana y la paz.

Según el plan de la dupla Petro-Francia, las mujeres deben ocupar al menos el 50 por ciento de los cargos públicos “en todos los niveles y las ramas del poder, que permitan potenciar la toma de decisiones en favor del cambio”. 

De acuerdo con el sitio web gustavopetro.co,  la fórmula presidencial tiene la idea de crear un Ministerio de la Igualdad para articular las políticas públicas y los recursos en pro de acabar con las desigualdades en distintos frentes.

Otras de las premisas es el cuidado del medio ambiente y el tránsito hacia una economía productiva “basada en el respeto a la naturaleza, dejando atrás la dependencia exclusiva del modelo extractivista y democratizar el uso de energías limpias para generar capacidades nacionales que nos permitan enfrentar los efectos del cambio climático y contribuir con ello a superar la crisis ambiental global que pone en juego la vida y la pervivencia de la especie humana”.

No menos importante en sus propósitos será la creación de herramientas y propuestas que garanticen los derechos fundamentales consignados en la Constitución: salud, alimentación, educación, pensión y seguridad.

El programa en general propone un cambio radical en el modelo económico que impulse la producción agropecuaria.

Medios de prensa como la CNN o la BBC reseñan la posible puesta en marcha de una reforma agraria que ataque la desigualdad en la propiedad y el uso de la tierra, garantizando el derecho a la tierra de las familias rurales -con las mujeres como prioridad- y la formalización de la propiedad, entre otras medidas.

Sin embargo, Petro ha dejado claro que, “jamás he pronunciado la palabra expropiación”. Para garantizar esa promesa, en abril pasado firmó un documento notarial donde se comprometea no expropiar en caso de llegar a la Casa de Nariño.

El programa también detalla medidas para proteger los ecosistemas y los recursos naturales, al agua, un recurso que, según dicen, debería ser el eje para el ordenamiento del territorio.

Colombia es, como informa el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, uno de los países más megadiversos del mundo: ocupa el segundo lugar en cuanto a biodiversidad.

También está en el proyecto iniciar una transición energética de la matriz dependiente del petróleo y el carbón hacia las energías renovables.

En sus discursos de campaña tanto Petro como Márquez han planteado su deseo de poner fin al extractivismo. Afirman que prohibirán la exploración y explotación de yacimientos no convencionales, detendrán los proyectos piloto de fracking y el desarrollo de yacimientos costa afuera, y no darán nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos ni permitirán la gran minería a cielo abierto.

En cuanto a los Ministerios de Defensa e Interior también proponen sustanciales cambios y  sobre todo  el respeto a los derechos humanos y a la calificación superior de los miembros de estas instituciones. El desmonte del Esmad, el polémico Escuadrón Móvil Antidisturbios, está incluido como un propósito clave. Este ente está bajo la mira por sus violaciones de derechos humanos.

Ahora llega la hora de la verdad. De las decisión que colombianos y coombianas tomen a la hora de ejercer el voto el próximo domingo depende que se abran, al fin, las grandes alamedas de la esperanza y la paz para ese país suramericano. Las urnas dirán la última palabra.

Fuente: Al Mayadeen Español

Fuente: Partido Comunista Colombiano