Una mirada a Europa en clave global

Reproducimos un artículo de la página web del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia:

La anciana Europa se sigue debatiendo entre ser ella misma o volver al mundo pasado de la Guerra Fríay del proteccionismo en un sólo país. Dilema no propiamente adolescente, que para algunos, está iluminado por los destellos del Mayo de 1968.

La destorcida

Producto de la crisis global y estructural del capitalismo, en la Unión Europea (UE), dicha crisis se siente muy fuerte en los países de la periferia, los que llaman común y despectivamente los “PIIGS”, (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España), en donde resaltan los niveles de precariedad y pobreza en amplios sectores de la población que sufren el endurecimiento de medidas económicas, dictadas como supuestas soluciones desde la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a quienes se les llama la Troika.

En las demás potencias europeas también se ahonda la crisis, pagada por los trabajadores o por quienes carecen de empleo, como en Francia o Alemania, donde aplican grandes recortes y recetas neoliberales, con supuestas políticas de contención del gasto, diseñadas para acabar con la inversión en los programas sociales, hundiendo más a la población en el desempleo y el empobrecimiento.

En esa realidad se pone de presente el drama de los refugiados, con el éxodo de millones de personas causado por las guerras imperialistas en el Medio Oriente, y por otros conflictos. En lugar de solidaridad y compensaciones por causar esas espirales de tragedias humanitarias, las políticas europeas y de países que ordenan diferentes formas de cierre y control policivo, generan altos niveles de xenofobia, racismo y discriminación, condenando al naufragio y al hambre, restringiendo todavía más los derechos de los migrantes, no permitiendo la libre movilidad por Europa. Y en ese cuadro se registra el boomerang de la violencia, con los ataques atribuidos al Estado Islámico, que los Estados usan muy bien, para generar más miedo y justificar la represión.

Una unión fracturada en dos zonas

Destacamos cómo se sigue la misma lógica que impera en lo económico, en la que se crea una interdependencia negativa, de interferencia en procesos de un país por políticas definidas en centros del capital.

Se volcaron contra Grecia, cuando tras el triunfo de la izquierda allí en el 2015, que se oponía al ajuste, se elevaron las fuertes amenazas de la Troika, dominando al final la situación y empujando a ese país a una profunda recesión, reduciendo a parte de su población a la mendicidad, eliminando la seguridad social. El primer ministro griego, Tsipras, quedó neutralizado, ha ido cediendo y las luchas del pueblo suspendidas por el amedrentamiento. Este es el escarmiento que hace la Troika a quien la cuestiona. Y en ese entramado criminal contra los pueblos, se evidencia el peso de la banca y de gobiernos como el de Alemania, escudándose en el pacto europeo para mantener su poderosa economía, que es tal por el sometimiento que hace de las clases trabajadoras propias, con un grado de garantías, con precariedad creciente en medio la desenfrenada expansión del crédito.

Similar cuadro vive España, que disfraza la crisis con unas políticas simuladas de intervención en los factores que la desataron, cuando en realidad su economía se desinfló en la medida que el soporte de la generación de empleo desapareció, al estallar la burbuja especulativa alimentada por el crédito fácil y barato de los bancos. El precio de la vivienda se desplomó y decenas de miles de familias han perdido sus hogares, mientras miles de propiedades permanecen vacías. El fin de ese boom expuso contradicciones que no se ha superado, con un desempleo creciente, hoy con una alta tasa del 25 por ciento y más del 50 por ciento en la juventud. El gobierno de Rajoy cuenta con una mampara apoyado por el tradicional PSOE, que junto a otros partidos de la derecha, como el denominado Ciudadanos, mantienen junto a grupos económicos y elites, esa pantalla de un aparente repunte de la economía. Formaciones alternativas como Podemos no logran aún cuajar procesos de respuesta socialarticulada que dispute el poder político.

En esa crisis en el Estado español ha alumbrado de nuevo un proceso de reivindicación independentista en Catalunya, enfrentando el nacionalismo españolista y el neoliberalismo, surgiendo expresiones de izquierda como la Candidatura de Unidad Popular (CUP). Esa coyuntura ha demostrado la continuidad de principios franquistas al intervenir la autonomía de Catalunya, recrudeciéndose la represión, con persecución política, policiva y judicial por pensar diferente. De otro lado, en Euskal Herria(País Vasco), la derecha española, incluyendo al PSOE, han desechado seguir un proceso de paz con ETA, que ya entró en una fase definitiva de desarme y de apuesta por la dinámica social y política. En cárceles españolas y francesas siguen los presos políticos vascos sin mejoras ni perspectivas de libertad.

En Portugal, bajo la amenaza de la política europea, se ha dado sin embargo coyunturalmente un pacto de contención entre fuerzas de centro y de izquierda para parar privatizaciones, frenando la política que genera mayor de desigualdad. Es un aliciente en este momento, donde existe todavía una base política de izquierda movilizada. Esto en las condiciones de un país que no experimenta otras tensiones, donde no hay una fuerte presión por la inmigración.

Italia, siendo uno de los países centrales de la UE, vive una situación de empeoramiento. Su colapso económico tendría imprevisibles consecuencias para toda Europa. En el pasado podía devaluar su propia moneda y obtener márgenes competitivos. Hoy no puede hacerlo, en medio de un creciente endeudamiento. El estancamiento relativo de su economía incrementa la llamada desconfianza de los mercados y hace más costosa la dinámica económica y social, al lanzar el gobierno más ataques contra la población precarizando los niveles de vida, palpable en la rutina de despidos y recortes salariales, frente a lo cual hay una cierta resistencia de los trabajadores que se han movilizado coyunturalmente, en un cuadro persistente de crisis política e inestabilidad de los partidos, rasgo que está en la impronta italiana. Va quedando no obstante marcado un camino y escenarios de explosión de luchas socialesen los próximos años.

Francia, todavía más posicionada como potencia europea, vive un proceso de confrontación entre un nivel de bienestar nominal y la carrera neoliberal, administrando lo que Nicolás Sarkozy entre 2007 y 2012 redefinió con sus políticas reaccionarias, tanto en lo económico como en el tratamiento de discriminación, ante la histórica migración que está en la base de la realidad e identidad francesa. Como en otros países y etapas, hizo más asfixiante la situación de la población trabajadora, modificó el sistema de pensiones y operó recortes sociales. Además, generó un clima guerrerista, emprendiendo acciones contra Libia -habiendo recibido dineros de Gadafi-, y en otros países africanos, así como en Oriente, azuzando en el interior la violencia, creando condiciones para posteriores expresiones de fuerza islamistas y de odio. El siguiente gobierno, de François Hollande, de la formación socialista, aceleró las reformas retardatarias y agresivas contra los trabajadores y la población pobre en general, desconociendo conquistas laborales. El actual presidente, Emmanuel Macron, representante del mundo financiero, lógicamente continua el ascenso neoliberal, con propuestas regresivas, reducción de subsidios, mayor precarización, ataques al sistema de salud y de educación, entre otros derechos. Hoy reina el estancamiento económico, el desempleo, un alto endeudamiento, mientras los gastos de guerra y medios represivos no disminuyen. Las expulsiones de migrantes se agudizan. La extrema derecha logra calar poco a poco con su discurso racista. Ante esto, a medio siglo del Mayo francés de 1968, los movimientos alternativos o de izquierdas están en una alta dispersión y debilitamiento.

Francia refleja bien el camino que sigue Europa, hacia más neoliberalismo, manteniendo una fachada de derechos que no existen, que no pueden ejercerse, con aumento de ganancias para elites, con retrocesos considerables en los niveles de vida, con unas fuerzas e ideas progresistas marginadas, con un ascenso del fascismo social y político.

Ascenso del fascismo

La elección de 90 neonazis hoy en el Bundestag o parlamento de Alemania es apenas una expresión del ascenso de las políticas, no sólo de odio y segregación que se quieren imponer, sino consecuencia del juego de las instituciones financieras internacionales como el BCE, el FMI y el Banco Mundial. No hay pues desconexión entre la ventaja que obtienen grupos de la extrema derecha, como el Frente Nacional de Le Pen en Francia, o las manifestaciones filo nazis en países como Hungríao Polonia, con el resultado de políticas de exclusión que empujan a las sociedades a polarizaciones entre los más pobres o entre clases sociales medias, generando resentimientos, que explotan en la vida de los más débiles, mientras se aprovechan los de siempre, los de arriba, que luego dicen sorprenderse por ese ascenso del autoritarismo. Bruselas, capital de la UE, dice estar preocupada, por ejemplo, por lo que hace el húngaro Viktor Orban y su partido, el Fidesz, que gobierna con mayoría absoluta desde 2010, restringiendo libertades y aplicando mano dura contra los refugiados. Igual en Polonia, donde se reconservatiza la sociedad y se establecen políticas islamofóbicas. Los sectores ultraderechistas polacos, en complicidad de la CIA y otros servicios de inteligencia colaboraron con los neo-nazis de Ucrania(Pravy Sektor y Svoboda), en la realización de actos terroristas en 2014 y la instauración como presidente del magnate Petró Poroshenko, quien perpetra genocidio contra las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

Si nos vamos más al occidente y en el corazón mismo de la política europea, así se haya definido su salida de la UE, vemos al Reino Unido, y cómo allí crece también una tendencia contra la migración, en una sociedad que se supone era abierta y no toleraba el racismo ni la fobia al Islam.

El imperialismo se reacomoda

La alianza Rusia-China, caracterizada por lo recursos energéticos, de tecnología y bélicos de la primera, más la gran capacidad de producción, infraestructura, mano de obra barata, mercados de consumo y el ascenso de la moneda, de la segunda, constituye un polo que de forma directa impacta en el Pacífico, y que disputa hegemonías globales. Ya en conjunto, los BRICS(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), cuentan de momento con perspectivas que han modificado el espectro mundial de poder, a lo cual el imperialismo liderado por los Estados Unidos en la era de Trump, basado en lo avanzado por Obama, impulsa otra alianza para contrarrestar ese peligro. La TPP o ATP(Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica, establecido en 2015), se basa para ello en un compromiso de 13 países, de ambos lados del Pacífico, que mira a una implementación en los próximos años, en el ejercicio de un bloque que obedece a los intereses estratégicos de USA. Ese gran grupo lo integran: Canadá, México, Colombia, Perú, Chile, Japón, Australia, Vietnam, Malasia, Nueva Zelandia, Singapur y Brunéi, aunque la pretensión es abarcar 30 países.

Contra Europa, el imperialismo norteamericano también despliega nuevos mecanismos de control o supremacía. Desde 2013 las negociaciones de lo que se conoce como el TTIP o Acuerdo Trasatlántico de Libre Comercio e Inversión, entre la Unión Europea y Estados Unidos, apunta a la entrega a las empresas transnacionales de lo poco que queda del Estado de Bienestar en países europeos. En ese nuevo marco, la OTANa mando del Pentágono, se recuadra como la principal maquinaria de guerra del imperialismo, en connivencia con aparatos ilegales que aparentemente combate, pero que están en la base del terror empleado desde años atrás, como es la compleja red de grupos fanáticos que integran Al Qaeda o el Estado Islámico, creado en Irak, utilizado luego en la invasión de Libia y que potenciaron para invadir a Siria, en una cadena de barbarie. En ese pantano de muerte, coexisten el islamismo, intereses occidentales geoestratégicos de cara a recursos claves, y la posición de Rusia, también con intereses geopolíticos y militares en la región. Se añade en el área la participación del movimiento del pueblo kurdo, representado en el PKK, que hace frente a la ofensiva del Estado Islámico y contra el Estado turco, que en la región de Afrín en Rojava (territorio kurdo del norte de Siria) ataca esta resistencia kurda, mediante bombardeos y masacres, permitiéndole al Estado Islámico recuperar territorio.

Unas conclusiones

La negativa correlación de fuerzas y la crisis sistémica que se ve, en países de Europa donde los medios institucionales tienen arraigo, no se supera con elecciones que apenas dan márgenes y que no desafían la hegemonía reinante. El bienestar que se creó con cierto alcance es destruido por la administración del capital en una etapa neoliberal, en la que poderes financieros se empotran a costa de los pueblos y los más débiles. Generando, además de precariedad y exclusión, más aceptación de la ultraderecha que basa su propuesta fascista en el racismo, en el rechazo a los inmigrantes y en retrocesos de libertades básicas. Como la izquierda socialdemócrata ha renunciado a defender la soberanía nacional y la ha dejado en manos de las entidades y tratados supra-nacionales (UE, OTAN, OMC, FMI, TTIP), es la extrema derecha la que rentabiliza la supuesta bandera de la defensa nacional. Esta es una realidad que enfrenta la izquierda europea no socialdemócrata. Teniendo que encarar la denuncia de cómo Europa sigue promoviendo campañas guerreristas tras recursos estratégicos, creando mayor inestabilidad o caos por fuera de su ámbito, aumentando gastos militares en la proyección de un reparto neocolonial de nuevo tipo, que lidera USA con la OTAN, y que acompañan Estados como el turco.

La crisis está exponiendo toda la podredumbre del capitalismo y de sus instituciones, pese a las ilusiones de poder tener Estados de derecho y bienestar. El reto sigue siendo cómo articular los sectoresmás empobrecidos en defensa de sus derechosy de un futuro de dignidad, debiendo confrontar la lógica suicida. En esa constelación de respuestas confluyentes, están ya fuerzas de jóvenes, ecologistas, feministas, diversas asociaciones de base, que tienen como referencia la transformación de la sociedad capitalista. Sin embargo, se carece de coordinaciones a nivel europeo, de plataformas continentales con empuje, que sólo podrán acometer esas luchas si superan la burocratización y limitantes de agendas que han quedado desactualizadas, propias de una socialdemocracia fracasada.

Hoy la solidaridad internacionales de ida y vuelta, en las dos direcciones, con un intercambio de experiencias de lucha social y política, en la que en el centro y sobre la mesa de los debates para la acción, respetemos el derecho de los pueblos a sus diferentes formas de resistencia.

Fuente:

ELN Voces