La unidad ¿es posible?

Partido Comunista Ecuatoriano:

El llamado de unidad resurge cada vez que las contradicciones propias o colectivas de las organizaciones –movimientos sociales, sociedad civil, partidos, movimientos y frentes-; tanto en el neoliberalismo como en el progresismo, se superan por las aspiraciones urgentes del pueblo.  Con más o menor eficacia la unidad se expresa en la movilización, encuentros, marchas y pronto se diluye hasta el nuevo llamado de resistencia popular.   Esta realidad cíclica de la organización en nuestro país es una realidad auto impuesta y, dependiendo del eje conductor de la problemática, surgen liderazgos que asientan su acción y legitimidad popular en el llamado a juntarnos, sin que eso signifique profundizar sobre los temas que nos separan, pues el momento que esto llegase a pasar, seguramente podremos hablar de verdad de la unidad pragmática por sobre los discursos e intereses personales. Un hecho claro es que no se reconoce la perspectiva táctica del otro, se parte de la desconfianza, de la incapacidad del otro y del poco entendimiento -mutuo- de comprender o asumir los caminos planteados por cada organización. Para las organizaciones de izquierda –marxistas- el camino trazado parte del análisis científico, el materialismo dialectico y la lucha de clases. Es identificar de forma clara la coyuntura y la realidad permitiendo en la perspectiva de clase fundamentar la táctica y estrategia adecuadas, que movilizará no solo al Partido, sino que será la base de la organización y la unidad. En este contexto, hoy por hoy, el reto supera la mera la capacidad organizativa o la fuerza electoral, pues el objetivo de la resistencia no es solo la administración del estado burgués, sino la construcción del estado socialista y de la sociedad comunista, única capaza de superar las grades contracciones sociales mediante la redistribución de la riqueza y la construcción del poder popular. En los momentos actuales la división de la lucha y la poca influencia en los sectores populares limita la unidad entre los “representantes”, muchas veces autonombrados.  No es raro que encontremos a los mismos mostrándose como diferentes, como mecanismo para aparentar fuerza, como estratégica para hegemonizar las decisiones colectivas. Quienes tienen estas prácticas no entienden que es fundamental la unidad para trazar un discurso y plataforma únicas y definir acciones conjuntas que nos permitan resistir a corto plazo y construir un verdadero proyecto nacional a mediano y largo plazo. Para construir un campo popular fuerte, es necesario comprender la realidad, partir de…

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