NUESTRA “CLASE POLÍTICA”

Nuestra Bandera:

NUESTRA “CLASE POLITICA” Por ALFONSO TORRES VALDIVIA La señora K es un mascarón de proa de la derecha y las transnacionales. Es una política mediocre. Una veleta del sur chico. La usan para que el profesor Castillo no asuma la presidencia de la república. Un gobierno corrupto si venderá las minas de litio y uranio a precio de moco de pavo. Servilismo total. Una ganga imposible de perder. Eso es lo que encarna la chiKa. Pero un gobierno nacionalista y que apueste por el agro, en contra de esos estudios que afirman que el Perú es un país minero, les crea pánico. Es como una película de Tarantino, una locura extrema, donde hasta los héroes mueren acribillados sin dejar de vendernos la pasta dental. A la chiKa se le han sumado los mismos de siempre. Esos que se ponían una vincha y gritaban como si tuvieran un  megáfono incorporado a la garganta, a fines de los 80, LIBERTAD. Luego por un plato de lentejas traicionaron a Mario Vargas y justificaron los latrocinios de Caballo loco, y de taquito, los pecados de Fujimori. Ganancia: cargos bien remunerados. La plata llega sola. Ahora, en su desesperación, por estar fuera del aparato estatal, y sus patrones, armados con látigo,  les exigen acción, maquinan acciones dignas de los peores dictadores. Esos que ellos tildaban de totalitarios. Sátrapas del Tercer Mundo. Pterodáctilos de uñas afiladas. Cada vez cometen más errores. Y el insulto ha pasado a convertirse en argumento central, y único, de su discurso político. Ahora han montado un circo. Aprovechan la cercanía a las  fiestas patrias. Y muy sueltos de carne, siguen el ejemplo de otros países que argumentan lo mismo: FRAUDE. Miente, miente, hasta que se convierta en verdad. Como en un fresco de Orosco, se visualiza la escena política del Perú. Los pobres, los legítimos dueños del Perú,  con los brazos extendidos, pidiendo se respete su voto y los dueños de las empresas y minas compradas como chatarra mirando a los tanques y aviones con misiles nucleares invadiendo el territorio peruano. Ese pueblo descalzo y ropa hecha jirones merece un escarmiento, dice un gordo que se parece a Porky y le hizo creer a gran parte del electorado peruano que era un demócrata. Somos demócratas, nos dice, nuestra vieja clase política que viste ternos Versage con chaleco floreado, igual que Robert de Niro, en las Vegas,  y la humanidad quiere creerles.…

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