Destitución ahora: Sin diálogo y sin movilización no hay salida a la crisis.

Guillermo Lasso cerrándose al diálogo se mete un autogol, como resultado de su pésima lectura de la sociedad en la que vive, «las sociedades son mucho más complejas y plurales que un juego de dos» y la correlación de fuerzas que intenta medir no le es favorable.

Desconocer al Movimiento Indígena significa no saber lo que se tiene al frente y con «la declaración de guerra» que ha hecho hoy, es un salto al vacío. Cuando Napoleón y Hitler podían invadir Rusia analizaron el mapa político y la cartografía del poder, determinando entre muchos elementos que debían hacerlo antes de llegar a invierno, basta analizar un elemento para entender que el mapa político del presidente Lasso no le es favorable, cuando solo el 17,4% de la población aprueba su gestión y que decir de su capacidad de negociación y expectativas de futuro.

El presidente Lasso quiere ver como una resistencia, revolución o guerra lo que vivimos hoy, desconociendo que es una reacción a la violencia estructural que afronta nuestra sociedad, en donde según datos del INEC (2021) el 32,2% de la población vive con menos de 2.80 dólares al día, el 14% se encuentran en pobreza extrema, 5.9 millones no tienen empleo adecuado, dentro de ello 8 de cada 10 mujeres, y en el sector indígena la extrema pobreza es del 45.1% y el 80% tampoco tiene un empleo adecuado.

En ese escenario no cabe confusión alguna, cuando la única batalla que se debe declarar es a la violencia estructural, hacerle frente será la victoria de todos, acordándonos lo que decía Cooke “solo ganan batallas los que participan en ellas, y solo caen las correlaciones abrumadoras de fuerzas si, como punto de partida, existió el propósito inquebrantable de vencer”. Sin hacerle frente a la batalla de las ideas con ese “propósito inquebrantable de vencer” que propone el Movimiento Indígena, la derrota del presidente es más que evidente y posiblemente no sea ahora, pero sus pocos elementos de “resistencia” en esa «batalla» sea la “crónica de una muerte anunciada”.

Gustavo Ibarra

Fuente: Partido Comunista Ecuatoriano